Redacción. La directora general de Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón, Marisancho Menjón, ha asistido en el Museo Diocesano de Jaca a la presentación de la recientemente restaurada talla románica de la Virgen de Espuéndolas, también conocida como Santa Isabel.
El Gobierno de Aragón ha destinado un presupuesto de seis mil euros para la restauración de esta virgen románica del siglo XII, en la que se ha invertido un mes y medio de trabajo. La presentación al público de la talla coincide con la reapertura del Museo Diocesano de Jaca en su 12º aniversario.
La figura es una talla de madera policromada del siglo XII de autor desconocido que procede de la ermita de Santa Isabel de Espuéndolas, de donde toma su advocación. Dicho templo es también conocido como Ermita de San Julián de Asprilla pues se considera que era la antigua iglesia de un pequeño monasterio llamado de San Julián de Asprilla o Asperello (1040- 1050). Conserva casi intacta su fábrica primitiva de una nave rectangular y cabecera cuadrada, de tradición prerrománica, lo que hace de ella un edificio de enorme valor histórico-artístico.
La talla responde al prototipo iconográfico de Virgen en majestad, sedente, con el Niño sobre su regazo sin muestras de comunicación entre ambos, siguiendo el modelo de la Theótokos, es decir la Virgen como trono de Dios. La Madre viste con un velo dorado y una túnica roja, color que simboliza el sacrificio del Hijo en la cruz. Avanza su brazo derecho reforzando la idea de trono, mientras que con la izquierda sujeta al Niño sentado en su regazo.
El Niño se dispone sentado sobre la rodilla izquierda de la Virgen, rompiendo con ello la simetría que caracteriza a las primeras tallas románicas. Presenta rasgos faciales propios de una persona adulta aludiendo a su naturaleza divina y se cubre con vestido simple decorado.
Ambas imágenes se caracterizan por su frontalidad, hieratismo y aspecto sereno.
Mientras el estado de conservación del soporte ligneo era bastante bueno, la talla presentaba una grieta estructural que la recorría desde la mitad de la figura hasta la peana, con separación y pérdida de material al final, provocada por los propios movimientos del soporte. El lateral izquierdo de la cabeza también presentaba una grieta, así como diversas pérdidas volumétricas en los dedos de la mano derecha de la Virgen y partes de la corona.
Por lo que respecta al niño, como consecuencia de un robo en el interior de la iglesia, fue separado de los brazos de la Virgen y aparecía con la cabeza fragmentada sujeto de manera deficiente a la talla principal.
Pero, sin duda alguna, una de las alteraciones más importantes que presentaba la talla y en la que ha sido preciso intervenir, era la descohesión de la preparación con el soporte, arrastrando la capa de policromía en zonas puntuales.
Por lo que respecta al retablo en el que se ubica la talla, de factura posterior, aunque fue sometido a una restauración previa, también ha sido sometido a una intervención en las lagunas estucadas y pintadas con el fin de que en conjunto queden integradas en el total de la obra por medio de tintas planas y estarcido, tratamiento preventivo de xilófagos, sentado de la policromía levantada y eliminación del barniz de protección y aplicación de una nueva capa.